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Historia




vista exterior de la Parroquia de Omnium SanctorumOmnium Sanctorum fue erigida tras la Conquista de la ciudad, dentro de la collación designada a Alvar Negro, uno de los caballeros que ayudaron a San Fernando en su empresa reconquistadora. En origen se reaprovecharon las instalaciones de una vieja mezquita almohade, efectuándose una primera reforma en tiempos de Pedro el Justiciero tras el terremoto de 1355, dentro del imperante estilo gótico-mudéjar.

La Parroquia fue incendiada tras los sucesos revolucionarios de 1936, quedando tan sólo los muros y las pilastras en pie. Su reconstrucción fue encargada al arquitecto D. Juan Talavera. Tras la reedificación, el Templo se inauguró el 12 de Octubre, día de la Virgen del Pilar, del año 1940.

EXTERIOR

La fachada principal, en la calle Feria, data de la segunda mitad del siglo XIII, destacando la excepcional portada labrada en piedra y constituida por un arco apuntado con arquivoltas y baquetones. En la línea sobresaliente, se disponen relieves con cabezas humanas, siguiendo en la parte inferior los boceles del dintel. Continuando con la fachada y sobre dicho dintel de la puerta, se enmarca un magnífico vano mudéjar que consta de dos arcos de ojiva y de arabá de ladrillos rojizos; junto con una gran claraboya u ojo de buey, adornado en su bocel con puntas de diamante. A los lados del mismo, se abren otras dos claraboyas de menor tamaño.

A la derecha, adosada al Templo Parroquial, se erige la Torre alminar almohade de la antigua Mezquita, recrecida posteriormente para incorporarle el cuerpo de campanas y rematada por un chapitel de azulejería .Destaca en ella su decoración con paños de sebka , derivada de las labores presentes en la Giralda.

La fachada norte posee un hueco con balcón de los siglos XIV y XV, y encima ostenta cuadro de ladrillo con idénticas labores a los lados de oriente y poniente.

La fachada sur del alminar se adorna con atauriques ajacarados similares a los de la fachada de poniente.
El campanario está formado por dos vanos de arcos de medio punto a los cuatro frentes. Culmina este cuerpo con cornisa volada sostenida por canecillos del siglo XIV.

Completan la fachada, el azulejo de la Santísima Virgen realizado por D. Antonio Kiernan Flores en 1929, la Cruz de Cerrajería y el azulejo conmemorativo del cincuentenario fundacional de la Hermandad de los Javieres.

La portada del muro sur de la zona de la Epístola, construida en el último tercio del siglo XIV, se compone de una portada pétrea de tejaroz, con canecillos de cabezas zoomórficas. Bajo éstos, se encuentra un gran arco apuntado con baquetones y encima del mismo tres hornacinas vacías con doseletes.

INTERIOR

vista interior de la Parroquia de Omnium SanctorumLa iglesia se realiza sobre planta cuadrada, formada por tres naves con cinco tramos cada una. Presenta una cabecera muy pronunciada, que se organiza en tres tramos y otro pentagonal cubierto por una bóveda de nervadura y sujeta al exterior por potentes contrafuertes. Ésta es de estilo gótico del siglo XIV.

El edificio se sustenta por medio de pilares cuadrangulares, sobre los cuales se apoyan arcos de medio punto, los cuales sustentan una moderna techumbre de madera, imitación de estilo mudéjar. La cubrición de la nave central es de forma artesa, mientras que las laterales son de colgadizo.

En el Altar Mayor, existe un templete realizado por D. José Paz Campano (1940), que cobija a Nuestra Señora Reina de Todos los Santos, cuya cúspide es rematada por una airosa imagen de San Miguel Arcángel. Está inspirado en el baldaquino de la Basílica de San Pedro en Roma. Rematando dicho templete en su parte inferior, podemos apreciar a San Joaquín y Santa Ana, situados en los laterales del mismo.

En la nave de la Epístola (derecha según entramos) encontramos el Altar del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, talla atribuida a Andrés de Ocampo en 1495. Dicho Altar es de 1690 y el Crucificado proviene de la Parroquia de Santa Ana de Triana. A los pies del Santo Cristo están situadas las tallas de San Juan y la Virgen (siglo XVIII) de tamaño académico.

A continuación encontraremos un Altar barroco, procedente de la localidad de Osuna, donde se venera la imagen de San José. Tanto la imagen como el retablo son del siglo XVII.
Seguidamente tenemos el retablo de San Antonio que porta un niño en sus brazos y es de autor desconocido. El Altar también procede de Osuna y es del XVII. Bajo la talla de San Antonio, existe una hornacina pequeña de cristal en cuyo interior  se encuentra una imagen de Santa Teresa de Jesús. La custodian Santa Rita y el Arcángel San Miguel.

Por ultimo, la nave de la Epístola la completa el Altar de la Hermandad del Carmen Doloroso situado a los pies de la misma, compuesto por tres partes donde lucen el Nuestro Padre Jesús de la Paz, Nuestra Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos y San Juan Evangelista.

En la nave del Evangelio (izquierda según entramos), podemos distinguir el Altar de la Inmaculada Concepción, titular de la Hermandad de los Javieres. La talla de la Virgen esa atribuida a Alonso Cano.

A su izquierda encontramos la Capilla de los Cervantes o Capilla Bautismal, donde reciben culto las imágenes titulares de la Hermandad de los Javieres, en concreto, el Santísimo Cristo de las Almas, María Santísima de Gracia y Amparo y San Francisco Javier.

Posteriormente nos encontraremos la Capilla de Ánimas, construida a principios del siglo XVII y cubierta por bóveda de nervadura. La Capilla es presidida por una pintura del siglo XVIII de las Ánimas Benditas.

Dicha nave concluye con un retablo barroco (siglo XVII) procedente de Herrera, con el Sagrado Corazón de Jesús (1950) realizado en escayola; y otro retablo Neoclásico (siglo XVIII) donde se venera a la Virgen de Fátima (1950). Este último Altar se completa con dos tallas pequeñas situadas a los lados de la hornacina con Santa Rita y San Antonio.

A los pies del presbiterio existe un arcosolio constituido por dos arcos decorados con azulejos del XVI, XVIII y XX, con esculturas yacentes de terracota atribuidas a Mercadante de Bretaña para los sepulcros de los Duques de Sánchez-Dalp. Las piezas de cerámica vidriadas presentan distintos motivos decorativos, entre los que se encuentran típicas lacerías, adornos florales, escudos heráldicos, figuras de santos (Santo Domingo y San Ramón Nonato) y ángeles.




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